lunes, 1 de septiembre de 2014
Lecturas: Modelos educativos por "Competencias".
Gimeno Sacristán, J. (2009), Diez tesis sobre la aparente
utilidad de las competencias en educación (en Educar por
competencias, ¿qué hay de nuevo?, Ed. Morata)
En este escrito Gimeno
Sacristán critica el enfoque basado en competencias. Considera que
ese enfoque comenzó a gestarse por lo menos desde 1983 cuando el
gobierno de Estados Unidos, encabezado por Ronald Reagan, lanzó un
debate sobre la deficiente calidad del sistema educativo
estadounidense. Esto partiendo de un informe elaborado por la
National Commission on Excellence in Education, titulado "A
nation at risk". "Bajo el mandato de Reagan triunfaron las
políticas económicas neoliberales, restrictivas con los gastos
sociales, favorecedoras de la privatización de los servicios y que
proponían la necesidad del control de los resultados del alumnado.
Esta visión economicista liberal se impuso envuelta de mentalidad
conservadora que afectó decisivamente a la política educativa. En
Europa esas banderas las toman en el Reino Unido los sucesivos
gobiernos de Margaret Thacher (1979 a 1990) y de su continuador John
Mayor... a partir de de ese diagnóstico, se recomendaba que
cualquier política o programa se sometiera a los tests externos,
cuyos resultados legitimaban lo que era o no bueno, sustancial,
relevante y deseable. Parece como si las pruebas externas tuvieran la
magia de representar en sus resultados todo lo que contiene la
educación...Control, competitividad, libertad de elección de los
consumidores, fijación del currículum en unos contenidos básicos,
así como un sometimiento de la educación subordinada a las demandas
del mundo laboral o al éxito en los mercados abiertos, han
constituido las señas de identidad de las políticas educativas
durante las pasadas dos décadas de los ochenta y de los noventa."
Analiza Gimeno Sacristán como a partir de pruebas de diagnóstico
externas se pasa a considerar el contenido de esas pruebas como el
objetivo de la escuela: "De la búsqueda de indicadores para
evaluar resultados, se pasa a tomar dichos indicadores (denominados
ahora competencias) como metas de los currícula, que se pretende se
conviertan en guías de la práctica; algo que compete decidir a las
políticas educativas, a los profesionales de la educación y a otros
agentes." Pasa después al análisis critico de las
competencias: "Las competencias se están proponiendo
como un nuevo lenguaje, tratando de sugerir e imponer un significado
que no había tenido en el lenguaje común ni tampoco en el
especializado; donde tenía y sigue teniendo el sentido de habilidad,
dotación y destreza (skills)... El problema es cuando se convierte
en el lenguaje dominante y hasta exclusivo. Ahora la competencia
se pretende que signifique lo que interesa, haciendo una lectura de
la educación acomodada a una visión del mundo, donde ser educado
consiste en un saber hacer o capacidad para operar y realizar algo
que nos hace ser más competentes. Con ese lenguaje no se pregunta si
nos hace más conscientes, responsables, colaboradores, amables,
sanos, cultos, humanistas, solidarios, denunciantes de las
desigualdades, formados intelectualmente o sabios. En resumen, ¿ayuda
este lenguaje nuevo a hacer al educando un mejor conocedor del mundo
y comprometido con su transformación? Éstas no son cualidades
humanas que interesen a los mercados, ni tampoco a las evaluaciones y
comparaciones de sistemas educativos."
Hirtt,
N. (2008), Los 3 ejes de la mercantilización escolar.
Nico Hirtt es profesor de Física e Informática de enseñanza
secundaria, sindicalista belga y uno de los fundadores de la
asociación Appel pour une École Démocratique (Aped), cuya página
es http://www.skolo.org/?lang=es. En este
documento hace un recuento de las reformas que han tenido los
sistemas educativos desde finales de los 80's y concluye que esas
reformas llevan a la mercantilización de la educación. Aclara en el
escrito conceptos como "flexibilización", "aprendizaje
a lo largo de toda la vida" y otros que son parte de la jerga de
la política educativa neoliberal: "en esencia, la economía
capitalista es reacia a toda veleidad de planificación. Es imposible
prever, a seis o diez años vista, cuáles serán las necesidades
precisas en materia de mano de obra y aún menos de calificaciones.
¿Cómo se puede imaginar tal adecuación en un contexto económico
más inestable, más imprevisible que nunca? En la pregunta ya está
la respuesta: el elemento central en la adaptación de la enseñanza
a las necesidades de los patronos y de los mercados reside
precisamente hoy en la consideración de esta inestabilidad. A falta
de poder controlar el caos, hay que adaptarse a él. Como
consecuencia, la palabra clave de la nueva adecuación
Escuela-empresa es el término “flexibilidad”. Los trabajadores
se ven obligados a adaptarse a un entorno productivo que cambia sin
cesar: porque las tecnologías evolucionan y los productos cambian,
porque las reestructuraciones y las reorganizaciones conducen a
cambiar de puesto de trabajo, porque la competitividad precariza el
empleo. Estos incesantes reciclajes cuestan mucho tiempo y dinero.
Iniciar a un trabajador en las particularidades de un entorno de
producción específico es una inversión larga y pesada, que retrasa
la puesta en marcha de las innovaciones. La multiplicación de los
costos, derivada de la fuerte rotación de la mano de obra y de las
tecnologías, se vuelve rápidamente prohibitiva. Sin embargo, la
naturaleza de las técnicas empleadas, su complejidad cada vez mayor,
hace que la importancia de los saberes, y por lo tanto de la
formación, sea cada vez más crucial. ¿Cómo resolver este dilema?
Por medio del “aprendizaje a lo largo de toda la vida” Esta
doctrina, explica la OCDE, “se basa en gran parte en la idea de que
la preparación para la vida activa ya no puede ser considerada como
definitiva y que los trabajadores deben recibir una formación
continua durante su vida profesional para poder seguir siendo
productivos y empleables” . Empleabilidad y productividad: el
proyecto no tiene, pues, ninguna pretensión humanista. No se trata
de hacer aprender a todos y durante toda la vida los tesoros de la
ciencia, de las técnicas, de la historia, de la economía, de la
filosofía, de las artes, de la literatura, de las lenguas antiguas
ni de las culturas extranjeras."
Hirtt,
N. (2009), El enfoque por competencias, una mistificación
pedagógica.
En este
documento, Nico Hirtt afirma que "el
planteamiento por competencias nació del encuentro de una doble
expectativa del mundo de las empresas ─disponer de una mano de obra
formada adecuadamente y racionalizar sus costes de formación─ y de
concepciones pedagógicas basadas en el resultado individual más que
en los conocimientos ─la pedagogía por objetivos inspirada en el
conductismo anglosajón y en el cognitivismo." Analiza algunas
de las críticas que hay al enfoque por competencias y se aboca a
profundizar esa crítica mostrando que: 1. Tras el modelo por
competencias se esconden básicamente objetivos económicos ligados a
la evolución del mercado de trabajo. 2. El planteamiento por
competencias constituye exactamente, digan lo que digan sus
defensores, un abandono de los conocimientos. 3. El modelo por
competencias de ninguna manera puede reivindicarse como
constructivismo pedagógico: se sitúa en las antípodas de las
pedagogías progresistas. 4. Lejos de favorecer la innovación
pedagógica el planteamiento por competencias encierra a los docentes
en una burocracia rutinaria.
OCDE
(2005), Definición y selección de competencias clave.
En este documento se
presentan las conclusiones a las que llegaron los expertos de la OCDE
para definir el concepto de Competencia y determinar las competencias
que deberían considerarse básicas, las cuales consisten en lo
siguiente: 1. La habilidad para usar el lenguaje, los símbolos y el
texto en forma interactiva. 2 Capacidad de usar este conocimiento e
información de manera interactiva. 3. La habilidad de usar la
tecnología de forma interactiva. 4. La habilidad de relacionarse
bien con otros. 5. La habilidad de cooperar. 6. La habilidad de
manejar y resolver conflictos. 7. La habilidad de actuar dentro del
gran esquema. 8. La habilidad de formar y conducir planes de vida y
proyectos personales. 9. La habilidad de afirmar derechos, intereses,
límites y necesidades. El término “competencia” adquiere aquí
un significado distinto al que tradicionalmente había tenido;
anteriormente la competencia designaba un conjunto de conocimientos y
experiencia para una determinada tarea; así, por ejemplo, alguien
puede ser competente en algún oficio. Ahora, una competencia se
define en función de la adaptabilidad de los individuos al mercado
de trabajo: “las competencias deberían traer beneficios en un
amplio espectro de contextos, por eso, deberían ser aplicables a
múltiples áreas de la vida. Así, ciertas áreas de competencia son
necesarias tanto en el mercado laboral, como en las relaciones
privadas, en participación política; estas competencias
transversales son las que se definen como clave”. La habilidad de
actuar dentro del gran esquema requiere que los individuos “tengan
idea del sistema en el que existen; ej., comprendan su estructura,
cultura, prácticas y reglas formales e informales y expectativas y
roles que juegan dentro de la misma, incluyendo una mayor comprensión
de las leyes y regulaciones, y también de las normas sociales no
escritas, los códigos morales, los modales y el protocolo”.
Perrenoud, P. (2008), Construir las Competencias, ¿es darle la espalda a los saberes?
En este documento
Perrenaud argumenta a favor del enfoque por competencias en las
escuelas. Resulta claro su enfoque funcionalista de la enseñanza;
para él el conocimiento útil es el que se lleva a la práctica en
situaciones concretas, ya sean simples o complejas. Con ese enfoque
importa más la formación de personas prácticas que de personas
críticas. Plantea que las competencias requieren de los saberes
tradicionales: "una competencia permite hacer frente regular y
adecuadamente, a un conjunto o familia de tareas y de situaciones,
haciendo apelación a las nociones, a los conocimientos, a las
informaciones, a los procedimientos, los métodos, las técnicas y
también a las otras competencias más específicas." Agrega una
critica a la manera en que se transmite el conocimiento teórico sin
enseñar a llevarlo a la práctica: "la mayoría de los
conocimientos acumulados en la escuela son inútiles en la vida
cotidiana, no porque carezcan de importancia, o no sean pertinentes,
sino porque los alumnos no los han ejercitado en situaciones
concretas." Plantea también que no se trata de enseñar
competencias para aprender los saberes escolares agregando
simplemente que también se trata de saber aplicar esos saberes.
Afirma que es necesario "aligerar los programas y trabajar un
número más limitado de nociones disciplinares".
Perrenoud, P. (2011), Cuando la escuela pretende preparar para
la vida.¿Desarrollar competencias o enseñar otros saberes?
Philippe Perrenoud es
defensor del Enfoque Basado en Competencias, aunque hace críticas a
la manera en que algunos desarrollan ese enfoque. En este libro
argumenta que el currículo de la enseñanza obligatoria está
diseñado para preparar a los estudiantes que continuarán con una
formación profesional, mientras que lo que se requiere es que
prepare para la vida. Argumenta que no se justifica la inclusión de
alguna disciplina en el currículo escolar por el sólo hecho de de
que su conocimiento contribuya a adquirir una cultura general: "Los
conocimientos escolares no fueron escogidos prioritariamente para
preparar a la mayoría para la vida. Se enseñan antes que nada
porque son considerados como bases indispensables para quienes
profundizarán en la misma disciplina en los siguientes ciclos de
estudio." Con sus matices retoma los "argumentos" del
Banco Mundial y la OCDE en el sentido de que vivimos en una sociedad
en constante cambio, lo cual requiere flexibilidad y el aprendizaje a
lo largo de la vida: "La globalización obliga a ser más
competitivo. Sólo pueden sobrevivir las organizaciones flexibles.
Éstas exigen entonces que sus asalariados se adapten constantemente
a nuevos productos, nuevas tecnologías, nuevos conocimientos, nuevos
métodos, una división y organización del trabajo en permanente
modificación." Considera que el saber debe ser pertinente,
volverse una herramienta para la acción humana: "Para
identificar los saberes necesarios para la vida, habría pues que
inventariar las situaciones en las que los seres humanos necesitan
conocimientos para actuar de forma racional para, posteriormente,
explicitar estos conocimientos. Esto, antes de preguntarse si hay que
incluirlos, en su totalidad o en parte, en los programas escolares."
Argumenta que hay muchas definiciones del termino "competencia"
y asegura que "En ciencias de la educación y ciencias del
trabajo, existe un consenso bastante amplio sobre la siguiente
definición: una competencia es un poder de actuar eficazmente en una
clase de situaciones, movilizando y combinando en tiempo real y de
forma pertinente recursos intelectuales y emocionales".
Torres Santomé, J., Obviando el debate sobre la cultura en el
sistema educativo: Cómo ser competentes sin conocimientos (en
Educar por competencias, ¿qué hay
de nuevo? , Ed. Morata).
En este artículo,
Torres Santomé critica las reformas educativas impuestas en España,
las cuales son elaboradas al margen del profesorado: Afirma que no
hay debate ni diagnóstico acerca del grado de dominio del alumnado
de los conocimientos obligatorios y que tampoco hay investigación
acerca de la calidad informativa y del nivel de actualización de los
contenidos. Además, dice, que las reformas no están basadas en un
análisis del sistema educativo, de sus aciertos y de sus fallas sino
que se basan en pruebas estandarizadas tipo PISA. Menciona dos de
esas reformas: la del "curriculum abierto y flexible" y la
basada en el método constructivista. Pasa después a analizar la
nueva reforma, basada en el discurso de las competencias. Analiza un
poco la historia del concepto y su antecedente, el de capacidades,
presentándolo como una respuesta ante la crítica que desde
diferentes posiciones ideológicas, incluyendo a la izquierda, se
hacía a la enseñanza enciclopedista. Afirma que en ese proceso el
interés por los contenidos que se enseñan en la escuela pasó a ser
secundario. Critica la diversidad de definiciones que se dan al
término competencia: "Algo de lo que debemos ser muy
conscientes es que no existe una definición de consenso del término
competencias; tiene muy distintos y contrapuestos significados, lo
cual ya revela que es un concepto ambiguo y, por tanto, inconsistente
a la hora de proponerse como eje vertebrador de una Reforma como la
que se trata de llevar a cabo en el Estado español." Argumenta
que los contenidos tienen que tener un lugar primordial en los
centros escolares, "es preciso tener presente quienes
seleccionan esos contenidos, y no otros, cómo y por qué... Ahora el
sometimiento al mercado laboral, y por supuesto aceptando sin
rechistar como único modelo el capitalista, es el único criterio
para la selección de los módulos y bloques de contenido. Se busca
sólo el conocimiento práctico, con aplicación inmediata en el
mundo de la producción, de modo que rápidamente se pueda
cuantificar su valor en función de los resultados económicos a que
da lugar."
Torres, J. A. y Vargas Lozano, G. (2010), Educación por Competencias, ¿lo idóneo?, Ed. Torres Asociados.
En este texto se hace una critica a la imposición del enfoque por
competencias en el sistema educativo mexicano: "Algo extraño
ocurre en nuestro país: los últimos gobiernos mexicanos han
impuesto una estrategia educativa llamada por competencias que
ha sido adoptada en todos lo niveles de la educación sin ninguna
reflexión crítica." Se argumenta que el discurso de las
competencias proviene del mundo empresarial y se abre la pregunta
acerca de por qué el Estado mexicano sostiene que es ese enfoque el
que se requiere en nuestro país: "Resulta manifiesto que la
semiótica de las compétences, con significantes y
significados en la red del pensamiento empresarial, nació en países
(desarrollados) urgidos de instituciones educativas -- desde las que
atienden a párvulos, hasta el posgrado -- adaptables a una batalla
campal por conservar el status económico... ¿cuáles son las
razones, los argumentos, para sostener que, justo, es el modelo
educativo indispensable para México?" Finalmente, se muestra,
con algunos ejemplos, la inadaptabilidad del enfoque por competencias
en el caso de México; por ejemplo se dice que "factor digno de
mencionarse, es la fugacidad de la convivencia experimentada por el
profesor. Si atiende varios conglomerados (v. gr., en cinco horas de
trabajo puede presentarse ante cinco 'grupos' de 30 a 35
estudiantes), en cada uno, ¿podrá identificarse formando parte de
las expectativas para conducir a buen puerto el aprendizaje de las
'competencias'?"
Coll, César. (2009) Los enfoques curriculares en competencias y elsentido de aprendizaje escolar.
Díaz Barriga, Frida & Rigo, Marco
Antonio. (2009) Formación docente y educación basada encompetencias.
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